Trato de pasar por la vida como si mi existencia tuviese alguna repercusión, y sin embargo no dejo de pensar que no soy más que un cualquiera.
Hace ya mucho tiempo que no escribía nada de nada en este blog, y no es más que para poder deshacerme del peso de los lastres que yo mismo y mi cabeza dejamos en medio del camino que me toca andar.
¿por qué escribo esto? La verdad es que me la trae un poco al pairo analizar el por qué, quizá sea más interesante el cómo, y a veces la mejor forma es escribir sobre abstracción mental, delirios de divagación o verborrea del psiquis (a veces pienso que es más bien diarrea psíquica).
La inevitable reflexión del mundo y de la mente es algo que debiera ser propio del ser humano, mas a medida que pasa el tiempo, veo demostrado este error cuando compruebo que las preocupaciones humanas son banales, y en este punto me incluyo yo mismo.
Sin embargo, las mayores preocupaciones de un ser insignificante como pudiera ser yo, no están en el propio ser sino en quienes lo rodean. Es mayor el miedo que uno puede sentir por sus seres queridos que el miedo propio... siempre y cuando se posea empatía y ambición (en el sentido de querer conocer y disfrutar en sentido intelectual del mundo. No creo que querer comerse el mundo o destrozarse el hígado en la barra de un bar mientras se sueltan comentarios denigrantes o chistes fálicos pueda considerarse ambición).
Mi ambición es simple, disfrutar el resto de mi vida con quien intelectualmente pueda aportarme todo lo que deseo. Mi objetivo está cumplido, sólo me falta ver pasar el tiempo y gozar de nuestro potencial psíquico.
el peso del talento
Hace 4 años
